martes, 14 de noviembre de 2017

Fueguitos lejanos.

Nahurí me contó en su pequeña aldea del Perú, rodeado del verdadero calor, el de su familia, la historia de lo que teníamos delante bailando encima de unos tronquitos. Me contó, la historia del fuego.

"Un gran fuego". Me dijo. Un gran gran fuego, éramos. Todos, ardiendo juntos en una llama constante y cálida llamada Gealla.

El inquebrantable enemigo tiempo, incansable, nos taladró hasta provocar una rotura aún mayor que nuestras ganas de estar juntos. Una explosión tan grande que nos distanció hasta olvidarnos de lo que nuestra pequeña llamita nos decía dentro nuestra. Nos distanció tanto, que nos olvidamos de ella. 

Lejísimos unos de otros, fríos, empezamos a buscar sin saberlo, el calor, el mismo calor que busca un fueguito nuevo en su fueguito mamá.

Estas llamitas débiles, movidas por el viento, iban de un lugar a otro encendiendo lo equivocado. Juguetonas, se perdían queriendo quemar el cielo sin haber iluminado el suelo.

Pero había otros fuegos, unos con una llama tan intensa que incluso podían sentirla. Estos fuegos, los que saben del calor de su interior, no querían arder ni quemar, querían encender a las otras llamitas, contando y cantando las historias del fuego.

Cuando dos de estos fuegos se juntaban, iluminaban con tanta fuerza, con tanto color, que pintaban las estrellas. Estas, perdiendo su protagonismo, miraban el espectáculo de sus iguales en una danza de paz y alegría.

Cuando estos fuegos se juntaban, podían al fin ser uno con Gealla.
Pero si estas llamas se unían antes de que el inquebrantable enemigo tiempo pasase, se quemaban la una a la otra en el espectáculo más triste, un fuego inmenso y azul, que anunciaba la muerte de lo que podría haber sido.

Por lo que, estos fuegos se esfuerzan primero en hacer de cada chispa una hoguera, aprendiendo que esa llama está en todos y no en solo uno. Esperando, sin prisa, a que el enemigo pase y seamos todos un gran fuego que ni él pueda separar.

-¿Y cuándo se podrán unir, sin quemarse la una a la otra?
- Si tienes que preguntarlo, quizá todavía no puedes saberlo. 

Y me quedé, toda la noche mirando el baile encima de los tronquitos de los que no se extinguieron, contando y cantando a mi llamita la manera de encender a las demás.






Microrelato inspirado en el microrelato de Eduardo Galeano "Un Mar de Fueguitos".

Gaspar González Gariglio. 2017.

Fueguitos lejanos.

Nahurí me contó en su pequeña aldea del Perú, rodeado del verdadero calor, el de su familia, la historia de lo que teníamos delante bailan...